Ha sido un hombre que desde nene ha estado pegado a unas cuerdas de nylon con madera o aplastando careta en el hirviente hierro negro y plano llamado plancha.

Ya sabéis de quién hablo con ésta breve descripción pero para quien no lo sepa, cuestión que dudo, que su pasión es la música por encima de todo. Mucho más que servir las mejores cañas de España a su pesar, y es así, no hay otras, ni en Madrid ni en Sorihuela, ni en Bélmez ni en Riopar.
Pasión suya también el tenis, deporte que jugaba (si mal no recuerdo) todos los domingos por la mañana junto al Cartero, Jerónimo López Urbano después de hacerse chorrocientos kilómetros con la bicicleta, Miguel Ángel García Serrano, Agustín Latorre entre otros que ahora no recuerdo. En realidad no sé de dónde sacaban las fuerzas en eso de jugar al tenis los domingos bien temprano porque nuestro protagonista, cuando cerraba el bar por la noche, un par de cacharros caían de madrugada en cualquier pub (tenía que dar un muack a Maricarmen) al igual que el marido de Mariloli, que a lo mejor después de fotografiar en una boda se iba a tocar a cualquier pueblo en cualquier verbena con los Employers.

Éste señor me enseñó (y a muchos otros) a cantar afinado aparte de darle a la guitarra como Dios manda (Salvando las distancias con los maestros Juan Francisco Ortiz y Enrique Muñoz) para después, acompañarlo durante muchos años en la Tuna de Santisteban tanto en el pueblo como en otros puntos de España y el extranjero y que de la cual no me he retirado pero la vida, muchas veces, pone palos en las ruedas y a uno le es imposible quedar con todos los músicos/tunos por el simple hecho de que las obligaciones terrenales no premian a uno, no gratifican siempre con poder coincidir ni siquiera en los Mayos.

Quedo huérfano de joven y no tuvo más remedio que echarle, por tratarse del mayor de los hermanos una mano a su madre en eso de servir desayunos, preparar tapas y servir mesas…
…Aunque el bar es su fuero y muchas veces lo ves contento, también se enfada como buen tabernero (sobretodo con su hermano Paco, pero son cosas de hermanos. ¿Quién no tiene pequeñas riñas con su herman@? Absolutamente tod@s) Y lo bonito de la estampa es cuando empieza a mascullar sonidos ininteligibles mientras aplasta el filete de lomo sobre la plancha, con rabia, ¡ahí! Que se note.
Tampoco le gusta madrugar, eso lo sabe todo el pueblo y como ya estamos todos acostumbrados…nada que objetar. Abre como Gandalf cuando llega a La Comarca… ni pronto ni tarde, sólo cuando uno se lo propone. Cuestión que no critico porque a mí me gusta madrugar muchisísimo menos que a él…y ya si eso, si estoy en el pueblo, en la noche nos vemos las caras. Si estoy sólo me pongo en el rincón de la barra junto al grifo de cerveza y la plancha para hablar con mi amigo de músicas, cantantes, guitarras… y, si tengo suerte, cuando el hombre ha recogido la taberna, le espero para echar un cubata donde sea que esté abierto bien sea en el Gin Tonic, “Javi siete punto cero coma cuatro” o en lo Mariano con su patio selvático donde grabaron Rambo III y Rambo IV.

Enseñador de guitarra. Aprendiz de maestros, propulsor de tuna e instrumento que durante treinta años se ha echado a las espaldas tantas cosas que ni el mismo se ha dado cuenta si se para a filosofarlo… Coros (parroquiales y rocieros) Tuna, clases a los muñecos que hoy somos herederos de su armonía y aquellas clases cuando los “aventajados” (dos años tenía que pasar cualquiera con Andrés Mercado) empezábamos a tocar canciones modernas de la época, que hoy son himnos y los bailan desde mis padres hasta mis sobrinos políticos. Para que ustedes se hagan una idea…una comunión de voces y cuerdas.

No saben ustedes lo bonito que es que alguien un instrumento te enseñe a tocar y que además, con la propia voz del ejecutor, en éste caso yo, cantar. Mejor o peor, eso ya va en cada cual pero ir afinado en instrumento y cuerdas vocales es lo mejor de lo mejor, una sensación que sólo el cuerpo sabe cuando vibra al unísono con un instrumento. Esa sensación de que uno pueda cantar en su habitación, a solas, su canción favorita, no tiene precio… Precio caro si para un público tiene defender cualquier pieza…
…Y aquí hago un inciso, Juan Ramón nunca estuvo sólo en eso de ponerle música a muchas costumbres, clases y celebraciones del pueblo. Con él estaba Andrés Mercado, más conocido en el poblado como el hijo del guarda en la Noguera, Orejanegra, pero hoy no le toca a él. Ya le tocará, porque una cosa es segura, también tiene lo suyo y tendrá su relato… seguimos…

Agradezco a mis padres el invertir el dinero en mí los Martes y Jueves desde que empezó en las escuelas a dar clases y terminamos en Santa María. Quiero darles las gracias por impulsarme en eso de tocar la guitarra. Era y es mi estambre al igual que cantar porque sin ello, sin desarrollar la creatividad (unida a la impulsada por Benito Vicent) estoy seguro que por hoy no estaría escribiendo.

Juan Ramón Álamo Gil, por si no lo sabe el lector tiene su estilo propio, se lleva al corazón la canción para luego expulsarla con su voz tremoleada. Tocando por Silvio, dando igual si es Rodríguez o Sacramento, Sabina, Aute o «Saimon» y Garfunkel te moja a base tríadas menores o mayores la oreja. IMBATIBLE con las músicas acompañadas de laúdes y bandurrias, músicas Barrocas, Criollas o de donde sean, Folklóricas. Eso sí, flojea cuando lo hace por ACeDeCé, los Red Hot Chilli Peppers, Nirvana o los Héroes del Silencio donde varios de la tuna nos lo comemos con patatas y tapa de careta… estilos diferentes pero sin él, nada tendría, nada tendríamos.

Y vamos a ponernos tiernos pues tras décadas de amistad nunca le he preguntado cuál era su sueño desde niño, qué es lo que quería hacer justo antes de que se pusiera a ayudar a su madre «gracias» al destino que la vida le tenia preparado. Quizá escondió dicho sueño en una cajita pequeña pero de difícil apertura dentro de su corazón o quizá su sueño era quedarse en el pueblo y hacer todo lo que ha hecho por el mismo con ése altruismo que le caracteriza.

También sabe todo el pueblo que ha tenido mucha suerte al tener de compañera a Mari Carmen Nieto. Mujer incansable, enérgica y buena compañera, irónica como su padre, graciosa, trabajadora donde ahora también sus hijos ayudando todos al unísono, cuando uno está en el bar y los ve trabajar lo único que se me ocurre para definirlos es Familia Perfecta sin discusión que valga.

     Recuerden y nunca olviden lo que Juan Ramón y «Junior» hicieron en la pandemia por el pueblo…Hacer más llevadero el encierro desde el balcón que sobresale, como colgante, en el callejón de Don Fernando. Tocando padre e hijo para las gentes del pueblo con el fin de calmar la ansiedad del enclaustro de jóvenes, otros no tanto y ancianos.
Quisiera agradecer de todo corazón a Juan Ramón y su familia la ayuda prestada a mis padres cuando la salud de los míos ha estado más delicada que nunca y, en éste caso yo, estaba ausente, en la otra punta y no podía llegar a ninguna urgencia. Mis reverencias, profesor, maestro, amigo…y a toda tu familia.

…Tiene genio cuando se le tocan las bolsas pero es una Gran Persona, gran señor. Altruista y colaborador incansable con las cosas del pueblo. Acabo de contar con los dedos que han sido tres (si no cuatro) las generaciones que hemos aprendido de su sabiduría en éso del instrumento pero os digo que lo más importante no es lo anteriormente expuesto, sino el de saber canalizar, amplificar y en muchas ocasiones, ecualizar, las virtudes y defectos de los que un día fuimos sus alumnos, no todo se trata de saber muy mucho sobre un instrumento sino el vivirlo y tratarlo con respeto.

Juan Ramón Álamo Gil, siempre te trato como a un igual después de tantas serenatas, rondas y noches de Tuna al abrigo de la mayordomía o de la luna pero has hecho más por mí y por mi capacidad creativa que muchos “licenciaos”.

Confiaste en un muñeco. Confiaste siendo yo un teleñeco travieso al igual que lo hiciste con muchos y muchas otr@s del pueblo y por eso desde aquí te doy las gracias pues desde que llegué de Holanda y le pedía Mirindas a tu madre siempre estuviste ahí.… El pueblo también tiene que saberlo, gente como tú y muchos otros entre bambalinas, sin querer ser protagonistas, seguís al pie del cañón dando todo por Santisteban sus costumbres y sus gentes…

…Un corazón sin pulsaciones sólo es un músculo a la espera de sangre, y tú, eres el pálpito de ése músculo para que la sangre hecha música llegue a todas las calles del pueblo… que nadie te diga lo contrario y nadie te quite eso porque vuesas mercedes así lo han hecho y así lo han marcado a tempo…

Eso sí. Un día cualquiera, de verdad te preguntaré por cuáles eran tus sueños de adolescente y a solas, me tendrás que responder como amigo al lado de tu plancha mientras barruntas entredientes tu cabreo.

Imprescindible en Santisteban desde que nació. Gran Persona a tener en cuenta, entre otros, de obtener una medalla por su arrojo para con el pueblo.

Juan Ramón Álamo Gil, siempre has hecho del pueblo un lugar mejor cuando llevas colgada tu guitarra, como una isla en el cielo…

…Te veo, amigo, en el Bar Ángeles.