Es un -Mágico González- con los dedos pero no se vaya el lector/a por el lado salvaje de la vida o por los vericuetos lascivos de los pensamientos.
Lo es tanto, lo de los dedos, que ha vivido y vive de ello. Con un montón de discos grabados a sus espaldas ha hecho más bolos que los Camela por ciudades y pueblos. Desde Santisteban a Perpiñan, desde Lima a Yucatán y desde Kioto a Gibraltar.

Poco mundo que pisar le queda a éste señor nacido en París pero con pasaporte y ADN Santistebeño.
Por todo el mundo ha divulgado a Santisteban del Puerto con el sencillo ánimo de dar visibilidad a sus raíces y a su manera, incluso antes de la existencia de las redes sociales, las otras redes, las de pescar, de forma probable tampoco se habían inventado porque nuestro protagonista ya tiene más años que un pantano, pero sigue estando en plena forma.

Pues eso, ya iba el hombre echándose fotos con la camiseta de «Santisteban Marcha» por todos los aeropuertos y al hombro, colgada su guitarra; y en éste punto hago un llamamiento al Ayuntamiento, y no es otra que le regalen alguna camiseta renovada con un eslogan más acorde a los tiempos que andamos (incluyendo a otras personalidades del pueblo que viajan a menudo y lejos y además, a más camisetas, el cliché sale más a saldo) para que sigan haciendo publicidad a nuestro pueblo. Y si no hay camiseta pues que le den una bandera grande de nuestro municipio…
…Bueno pensándolo mejor no.

No, porque como la extienda, la bandera, el resto de viajeros del aeropuerto se pondrá a jugar al ajedrez humano en las horas de espera entre vuelo y vuelo…Es broma, no me crucifiquen por ello pero es la verdad porque en la tuna, ya nos llamaban la Tuna del Ajedrez allá donde fuéramos.

Sigo que me lío yo solo;
Su padre sí que nació en Santisteban, y no marcó ése echo al guitarrista, sino el de haber sido hijo de un padre que luchó en dos guerras y que al final sus pies y manos terminaron en las zarpas de unos alemanes malos (por no decir cosas mayores) autodenominados Nazis y que lo encerraron en un campo de concentración, el de Mauthausen precisamente con el número 4245 esperando durante cuatro años su exterminio mientras veía pasar a gente hacia las duchas. El Holocausto, la solución final, eso, queridos lectores, no sienta bien a nadie, y por eso mismo, y con tales antecedentes, hay que respetar a pies puntillas sus ideales, como al resto de vecinos del pueblo. Es más importante y fácil dar cariño y crear VECINDAD y CONVIVENCIA que dar más valor a lo que uno, cada cuatro años, mete en la urna con su papeleta;

«Al final creo que somos nosotros los que hemos ganado (a la barbarie, al Holocausto) pero mucha gente y muchas familias lo han pagado muy caro» ,dijo una vez. Palabras tan certeras como ciertas, y por eso mismo sigue haciendo memoria para los que no vivimos aquello, que no se repita ningún momento parecido a genocidios y exterminios.
Pero en realidad creo que es él quien se refugia tras su música para calmar su dolor y que poco a poco, su corazón vaya sanando.

Ha sido de todo. Intérprete, profesor, director, compositor, director de cultura (El machaca) de Francia de nada más y nada menos que en el gobierno de Françoise Miterrand (Fransuá Miterrán para entendernos) si no recuerdo mal.

Desde que lo conozco siempre me ha sorprendido su humildad pese haber pisado todos los grandes foros del planeta, y, no se le ocurrió otra cosa al señor guitarrista que montar aquí, en Santisteban, una escuela Internacional de guitarra en pleno verano pudiendo escoger Roquetas, Torremolinos o Nerja, con dos huevos.
Fueron varios los años que aquello estuvo funcionando. Chin@s, japones@s, ingles@s, alemanes, indios, arabes y «arabesas» recibían clases magistrales de guitarra por las mañanas y a mediodía, comida en la piscina con su correspondiente tiempo de asueto porque si no, esas criaturas venidas de allende se derretían en el calor de Santisteban.

Ya por las noches, Miguel Benavides, Manuel Higueras y un servidor, hacíamos clases magistrales para enseñarle a toda esa «turba» el Jardín, el Tusa, Don Madi, Atenas, la Draka y La Guaría…entre otros rincones que no hace falta nombrar o no corresponden.

La humildad, el compromiso perpetuo con su pueblo. El reconocimiento que hago de manera personal a su esposa por ser acompañante fiel del escudero escudado tras su guitarra sobre las tablas de cualquier teatro extranjero.
A su hijo David, mi amigo, por acompañarlo con el violonchelo dando profundidad a los sonidos que emanan de sus dedos…
…Simplemente me queda dar las gracias como persona a Juan Francisco Ortiz por su afán divulgador tanto de la música como de Santisteban, a su arte y sabiduría en eso de las seis cuerdas en clave de Sol sujetadas por trozos de madera. Por darme sus magistrales clases allá en la calle Sagunto para que mejorase con el instrumento.
Buena persona y de reconocible prestigio que pasea sus suelas y sus camisas guayaberas por los mismos sitios al igual que cualquier vecino …
Pero una cosa te tengo que decir Juan Francisco… Que llevas viniendo/viviendo un porrón de años al pueblo y que ya está bien de que sigas reventando el idioma castellano…
…Que ya está bien de no pronunciar de forma correcta Tognillo, Gotonda, Tgiángulo, Guitaga, Cigago o Cigaguillo …por favor, Maestro, aunque el pueblo se lo consienta, hagáselo ver y ponga un poquito de su parte.